El martes 19 de diciembre Juan Carlos Rodríguez, comisionado de la Federación Mexicana de Futbol, apareció en un video institucional, después de la Asamblea Ordinaria de Socios (dueños) y afirmó categóricamente que "el futbol de México vive hoy un momento crucial para definir el rumbo que tomará en los próximos años".
Segundos después, en tono enérgico, asumió... "somos conscientes de que pasó un año desde Qatar y sabemos que has estado esperando acciones puntuales y contundentes", aunque "lo que se hace bien, a conciencia, y con seriedad, toma su tiempo"; enseguida intervienen algunos presidentes y directivos para enlistar anhelos y puntos que forman parte del Nuevo Modelo.
Si no es el tema nodal, la autonomía de la Comisión de Arbitraje sí fue el primero en la lista enunciada, una comisión que "actualmente está bajo la estructura de la Federación Mexicana de Futbol, pero que requiere de una operación independiente para que ya no haya duda respecto a sus decisiones", recalcó "La Bomba" Rodríguez.
- Sobre esta citada autonomía, dos apuntes:
1. No se puede poner en práctica, como llanamente se adelantó, porque el que la Comisión de Arbitraje esté "bajo la estructura de la Federación Mexicana de Futbol" no es capricho, sino una obligación estatutaria a que se sujeta la FMF como miembro de la FIFA: "Las federaciones miembro estarán obligadas a crear una comisión de árbitros directamente subordinada a la federación miembro (artículo 14).
2. El que "ya no haya duda respecto a sus decisiones" arbitrales no tiene que ver con la autonomía de la Comisión de Arbitraje respecto de la FMF, sino de dicha Comisión respecto de personajes/directivos de los que, por su pasado o por presente, se pudiera presumir un conflicto de interés. No es tan difícil entender eso. ¿O sí?
"Es un tema de autonomía decisoria, no de desincorporación de la FMF; no hay que confundirse", me aclaró un alto federativo. ¡Cuidado! Quienes operen el tema deberán sumarle contenido, no solo forma; deberán ponerle una buena dosis de claridad o el costo será altísimo: ser calificado como gatopardismo, simulación.