La valentía de Memo Ochoa

Como el 8-2 que le metió Atalanta, el portero Guillermo Ochoa verá otros marcadores de escándalo en la Serie A de Italia. Lo hará porque juega en un equipo del que no se espera protagonismo, uno llamado Salernitana. Y afirmar lo contrario es mentir o engañarse.

Ochoa tenía claro a qué clase de equipo llegaba, tras su participación en el Mundial Qatar; tan lo sabía que hasta su entorno evitó presumirlo, como otros tantas veces hizo, filtrando la noticia. Llegar al Salernitana es, sin duda, una de sus últimas aventuras europeas.

Los 18 puntos en igual cantidad de partidos jugados dan una idea de lo que Ochoa pretendía al elegir a ese equipo, un ideal retiro europeo; otro equipo de nivel superior no le habría ofrecido esa ocasión y el modesto cuadro de Salerno es mejor que nada.

Haber elegido lo contrario, quedarse en México, hubiera -sin embargo- significado la comodidad en una Liga MX poco exigente, incluso para un equipo como el América, que puede aspirar a ser líder, ser eliminado en Liguilla... y luego seguir con su vida, como si nada.

¿Qué más que eso se puede pedir? La casi nula exigencia, de vez en cuanto capotear algunas críticas de la prensa no alineada al americanismo, pero nada más; en cambio, Memo Ochoa eligió exponerse, una vez más, en el futbol de primer nivel.

Tan solo este paso representa un ejemplo para los futbolistas que dudan entre elegir ser millonarios de ocasión en México, ídolos inflados y efímeros, o arriesgar el bolsillo y el prestigio en Europa, en aras de jugar en ambientes fuera de lo ya conocido.