Hablemos de tenis

Novak y un 24 para la historia

Fue un US Open histórico por donde se vea. No solo porque la prodigio Coco Gauff consiguió su primer Grand Slam con 19 años y en casa, también porque Novak Djokovic alcanzó la cifra a la que todos sabíamos que iba a llegar, 24 majors y a sus 36 años. Incluso durante 2022, cuando su decisión de no vacunarse le impidió llegar a este número antes, tras ser exiliado de Australia y sin poder entrar a EU, todos los que hemos presenciado la mentalidad del serbio, sabíamos que dicha negación solo lo haría más fuerte y enfocado en conseguir el objetivo.

Imposible negar que del Big Three, Nole siempre ha sido el menos querido, pero a todos aquellos detractores se les acabaron los argumentos desde que consiguió el 23º en Roland Garros. Algunos ya hasta se cambiaron de bando y han comenzado a apreciar no solo al tenista, si no también a la persona que hay detrás de una de las grandes hazañas en la historia del deporte. El debate por el mejor atleta, más allá del tenis, ha vuelto. ¿Es Novak Djokovic el mejor de todos los tiempos?

Honestamente yo no puedo atreverme a tener una respuesta. Su fortaleza mental solo compite con la de Michael Jordan, y si bien la genética y el talento natural que siempre atribuimos a los mejores en sus disciplinas, Usain Bolt, Michael Phelps y Lionel Messi, no nos hacen pensar en Djokovic de primera instancia, la realidad es que la duración de su carrera profesional, los récords y las cientos de estadísticas que presume en un deporte individual y tan técnico como el tenis, no tiene mucha comparación.

Su perseverancia ante la adversidad es equiparable a la de Tom Brady y por supuesto a la de Serena Williams, quien rompió todos los esquemas. Y si bien el deporte blanco, junto al golf conquistado por Tiger Woods, están lejos de ser los más populares a nivel mundial y por ello pierden puntos para muchos, otro argumento innegable es que todos estos personajes están en el más privilegiado Olimpo deportivo. A lo histórico que hacen en sus disciplinas, hay que sumarle el legado que intentan dejar fuera de su profesión, ahí Lewis Hamilton, Muhammad Ali, incluso Simone Biles, han aportado para cambiar al mundo.

El dominio que muestra Novak Djokovic en el “ocaso” de su carrera como un tenista claramente veterano, y ante una nueva camada de rivales que al fin parecen tener el talento para cargar con la batuta de este deporte por las siguientes décadas, nos hace soñar como humanos con lo que se puede lograr a una edad en que el entorno comienza a presionar. Dicen que Nueva York es la ciudad donde se cumplen los sueños, aunque también la más difícil de conquistar. El más eterno No. 1 ya demostró una vez más que para él literalmente no existen los imposibles. Se vienen más.


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