Futbol
Editorial Mediotiempo
Columna de Mauricio Cabrera Editorial Mediotiempo

Las manchas del ';Bofo';

La trayectoria de los grandes jugadores está marcada por momentos de la verdad, por instantes en los que se define si se da el salto de ser un jugador completo a ser un elemento extraordinario, de esos que reservan para sí un espacio en la historia del balompié. El destino los pone a prueba ante circunstancias adversas y comprometidas, y es bajo ese entorno cuando adquiere mayor relevancia lo que haga un futbolista de inestimable capacidad individual pero de muy poco respeto a la disciplina, al trabajo colectivo y a la constancia.

Estoy convencido que para Adolfo Bautista ha llegado la hora de concretar cuál será su futuro como jugador. Su llegada a los Jaguares de Chiapas se vislumbra como un arma de doble filo, en la que lo mismo puede convertirse en el estandarte de la institución que perderse en el intento de sobresalir en una entidad que, salvo unas cuantas campanadas, no ha logrado cuajar un golpe fuerte en su andar dentro del Máximo Circuito de nuestro balompié.

Visto desde una perspectiva optimista, el “Bofo” tendrá todas las condiciones a su favor para conducirse como mejor le parezca. Los medios no lo estarán acosando, no será hostigado para que explote en contra del cuerpo técnico y la directiva, y será apoyado incondicionalmente por una fanaticada que lo espera como al ídolo que nunca antes había tenido, ni siquiera con hombres como Salvador Cabañas.

La atmósfera en la entidad chiapaneca está inmersa en diferentes condiciones que son compatibles con el extraño temperamento de Bautista. A él le gusta aislarse, permanecer alejado del resto de vez en cuando; sin duda que en Tuxtla Gutiérrez tendrá oportunidad de ello, por lo que podrá capitalizar sus virtudes futbolísticas sin que causas ajenas a lo estrictamente deportivo comiencen a influir su andar sobre el terreno de juego.

Si nos enfocamos en el punto de vista crítico, el polémico artillero corre el riesgo de estar ante una situación similar a la que pasó Oswaldo Sánchez en Santos, donde sus actuaciones no tuvieron una trascendencia en los medios de comunicación y perdió terreno ante competidores de peligro como Guillermo Ochoa y Jesús Corona.

Algunos podrán decirme que la exposición de un futbolista no es importante, pero los hechos nos demuestran lo contrario, de ahí que enfatice la importancia de que el “Bofo” deje de dar una de cal por otra de arena, pues con los pocos chispazos que nos regala no sería suficiente para seguir acaparando las portadas y poder ser catalogado como “el mejor futbolista de México”, etiqueta que él ha peleado a mucho, aunque yo, hasta el momento, nunca lo he puesto por encima de Cuauhtémoc Blanco.

El futbol se encargará de cerrar el espacio de la duda y emitir un veredicto respecto al nuevo destino de uno de los hombres más capaces de nuestro futbol. No dudo que sea pieza fundamental en el once felino, pero insisto en que eso no le alcanzará para manejarse con el protagonismo al que tendría que aspirar por su envidiable capacidad en el toque de la pelota y en la velocidad mental con que se conduce sobre el rectángulo verde.

Por ahora, sólo Chiapas está contento. Da la impresión que el propio Bautista hubiera preferido otro destino. En él está el convertir una fiebre local en una noticia que brinde esperanzas a un medio futbolístico que lo quiere ver vistiendo la camiseta de la Selección Mexicana y destacando los noventa minutos de juego, no nada más cuando se le ocurre que tiene los tamaños suficientes para ser grande.

Opina de esta columna aquí

Tags relacionados

Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.