Columna de Diana Pérez

México, con cara de ricos en el GP F1

El fin de semana, mi time line de Facebook y Twitter se encontraban atascados de fotos de amigos y conocidos en la Fórmula 1, el evento que albergó a poco más de 100 mil mexicanos y que se convirtió en todo un suceso.

No importó que el GP de México fuera el más caro de todos los que se corren en el mundo o que el país tenga 55 millones de pobres, que significan el 46 por ciento de la población. El Gobierno Federal y local decidieron asociarse con CIE (empresa privada) para volver a traer la Fórmula 1 a nuestro país y lo lograron.

Aplaudo que México pueda tener eventos como el del fin de semana, sobre todo con una organización pulcra y la mejor cara de la ciudad, pues eso hace que se hable bien del país en todo el mundo.

Lo que reprocho son los 213 millones de dólares que invertirán el Gobierno Federal y capitalino durante los cinco años que dura el contrato con la Fórmula 1.

Eventos de tal índole deberían tener un costo mínimo, si no es que nulo, para un gobierno como el mexicano, que debería preocuparse por invertir en educación, seguridad y deporte; de hecho, este último sufrió un recorte del 70 por ciento, lo que obliga a la CONADE a mandar solo 70 atletas a los Juegos Olímpicos de Río 2016.

La aportación de los gobiernos debería basarse en facilitar a las empresas el traer eventos como el GP de México, con logística y permisos necesarios.

Será responsabilidad del gobierno respaldar numéricamente la inversión hecha y no dar explicaciones ambiguas o subjetivas.

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