El silencio de Miguel Herrera

Estamos próximos a conocer el nombre del próximo técnico de la Selección Nacional, en quien deberá recaer la responsabilidad de proyectar y hacer realidad el mejor equipo posible para hacerle frente al Mundial del 2026 (el de casa), una obra titánica. No solo deberá ser un equipo competitivo, sino además protagonista.

Sin embargo, la labor de esa designación ha sido todo un tormento; sin claridad y sin la mínima comunicación por parte de la Federación Mexicana de Futbol; ¡qué diferente hubiera sido si las famosas consultas o entrevistas se hubieran realizado de forma abierta, transparentes y de cara a una afición que demanda resultados y credibilidad!

No será así, la designación será el resultado de acuerdos, negociaciones y contrapesos para no romper el frágil equilibrio que priva en el futbol mexicano; qué me das, qué te doy. Y al final, el nombre de alguien que quizá no represente los deseos encarnados por una afición lastimada, vulnerable y deseosa de, sobre todo, resultados tangibles.

“Que le preguntan a los de arriba”, me lanzó un dueño de club como conclusión de una larga charla, nutrida en argumentos de lo desaseado que ha sido este proceso y sí, con un final como todos en estos casos… sin certezas de que lo que se decida en la cúpula sea un fiel reflejo de una enseñanza, a partir del fracaso en 2022, 2018, 2014...

¿Será Miguel Herrera, a quien le han pedido silencio sepulcral en estos días? ¿O quién? El Piojo se ha puesto el traje de discreto, perfil bajo y sin conceder declaraciones ni nada. Nada. Está esperando la luz verde… Puso un freno total a su campaña, a su frenético impulso de hablar y afirmar que es otro. ¿Le resultará?

En este último tramo hacia la designación, Miguel está enviando señales de disciplina a quienes decidirán el destino de la Selección Nacional para los próximos años (¿un solo dueño? Siente que le toca, que se le debe y hay quienes en el comité lo creen, pero el interés se antepondría a todo, al final, el dinero manda. ¿Cuándo no?