
La apuesta es al olvido
A finales de enero les compartía bajo el título “Gatopardismo de las Selecciones Nacionales”: (…) sabemos que las elecciones del director técnico y del director general de Selecciones Nacionales serán el resultado del deseo de quienes están para cuidar el estado bancario, que es lo que les importa respecto del Tricolor”.
Y señalaba que la responsabilidad, y buena parte, es de “un grupo que es el que controla el futbol mexicano y ha demostrado que en Selecciones, deportivamente, fracasa una y otra vez”. Al final, Diego Cocca fue destapado como técnico nacional y Rodrigo Ares de Parga se autopresentó como el director de Selecciones Nacionales.
Entonces Yon de Luisa renunció a la búsqueda de un nuevo periodo en la presidencia de la Federación Mexicana de Futbol y etcétera. La secuencia de los acontecimientos la podemos reeditar, excepto por la salida de Yon, en cada ciclo de las Selecciones Nacionales. Y todo porque la explicación está a la vista.
Sí, el gatopardismo se cumplió. Lo que hoy sabemos es que la táctica siempre ha sido apostarle al olvido, que el tiempo cure las heridas y que la reprobación del público en el partido contra Jamaica el Estadio Azteca de a poco vaya trasmutando, como siempre ha ocurrido, en aplausos y olés.
Lo que podemos perder de vista es que eso tomará su tiempo; probablemente habrá quienes el miércoles 19, en el partido amistoso contra Estados Unidos, se confundan y den por hecho que el romance se retomó. Olvidarán, a falta de interés o por un exceso de los mismos, que así como México tiene dos mercados, también dos tipos de fanáticos.
Uno que consume prácticamente lo que le pongan en la cancha, así sea mediante engaños (el aficionado que vive en EE.UU.) y otro que palma más cercana la realidad de una Selección Nacional de México que ya no le acaba por satisfacer. En las cancha de EE.UU. la SNM siempre será bien recibida, en el Azteca ya no.
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