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José Celorio
JC Gaming José Celorio

A 30 años del Virtual Boy

Virtua Boy, el experimento de Nintendo, cumple 30 años.

Hace tres décadas, en julio de 1995, Nintendo introdujo al mercado japonés una de sus apuestas más arriesgadas: el Virtual Boy, una consola que prometía revolucionar la experiencia de juego con gráficos estereoscópicos en 3D. Concebida por Gunpei Yokoi, el legendario creador del Game Boy, esta máquina fue presentada como el primer sistema capaz de ofrecer profundidad visual sin necesidad de gafas especiales. No obstante, lo que comenzó como una visión futurista terminó siendo uno de los fracasos más notorios en la historia de la compañía.

El desarrollo del Virtual Boy comenzó a principios de los 90 bajo el nombre clave VR32, en colaboración con la empresa estadounidense Reflection Technology. Su tecnología se basaba en pantallas LED rojas que, mediante espejos oscilantes, proyectaban imágenes distintas para cada ojo, generando un efecto de profundidad. El diseño final consistía en una consola de sobremesa con visor incorporado, que requería al jugador apoyar la cabeza en un soporte para jugar.

Lanzado en Japón en julio y en Norteamérica en agosto de 1995, el Virtual Boy llegó con un precio de $179.99 USD, acompañado por un catálogo inicial de cuatro títulos. A lo largo de su efímera vida, que apenas superó los ocho meses, se lanzaron un total de 22 productos oficiales. De esos, 14 llegaron a América del Norte y 19 a tierras niponas, con varios exclusivos por región. Experiencias como Mario’s Tennis, Wario Land, Red Alarm y Virtual Boy Wario Cruise ofrecieron destellos de creatividad, pero nunca lograron justificar el nuevo formato.

Aunque su ejecución fue fallida, el Virtual Boy dejó huella en varios aspectos. Fue el primer intento serio de una gran compañía por introducir gráficos 3D estereoscópicos en consolas domésticas. También exploró el concepto de inmersión visual, anticipando lo que décadas después lograrían dispositivos como Oculus Rift o PlayStation VR. En cierto modo, el Virtual Boy fue un precursor técnico de la Nintendo 3DS, que retomaría la idea de profundidad sin gafas, pero con una implementación mucho más refinada.

El Virtual Boy de Nintendo no tuvo el éxito que se esperaba.


Las razones de su fracaso son múltiples y contundentes. Primero, el diseño físico era incómodo: el visor requería una postura rígida y bloqueaba la visión periférica, lo que generaba dolores de cuello y fatiga visual. Segundo, la pantalla monocromática en rojo y negro resultaba poco atractiva y provocaba mareos y molestias oculares tras sesiones prolongadas. Tercero, el catálogo fue escaso y poco variado.

A esto se sumó la falta de apoyo interno: Shigeru Miyamoto no participó en el desarrollo de software para la consola, y Nintendo desvió recursos hacia el inminente lanzamiento del Nintendo 64, dejando al Virtual Boy sin respaldo ni promoción adecuada.

A 30 años de su lanzamiento, el Virtual Boy sigue siendo un símbolo de ambición tecnológica mal ejecutada. No fue el salto al futuro que Nintendo esperaba, pero su legado vive en los intentos posteriores por integrar el 3D en el gaming. Hoy, más que burlarnos de su fracaso, podemos reconocerlo como un experimento valiente que se atrevió a mirar más allá aunque no con la claridad necesaria, sin dejar a un lado que se ha vuelto un artículo codiciado por los coleccionistas.

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