Futbol
Editorial Mediotiempo
Columna de Mauricio Cabrera Editorial Mediotiempo

El año que se va y el que llega

El fuego del 2003 se extingue inexorablemente, la cuenta regresiva que anuncia la llegada de un nuevo año se acerca a su momento culminante. Mientras tanto, los seres humanos se dan a la tarea, casi automática, de analizar y recordar lo realizado durante poco más de trescientos sesenta días. Estas fechas, tan llenas de fiesta y entusiasmo,  se significan como una oportunidad única para llevar a cabo la autocrítica, un juicio personal y/o institucional sobre los aciertos y errores cometidos a lo largo de este periodo de tiempo. Para el futbol mexicano no debe ser la excepción, pues en el aprendizaje de las experiencias pasadas se finca la base del éxito en el futuro, aunque bien dicen que en esto de aprender de las fallas y de los fracasos somos discípulos eternos, siempre propensos a tropezar con la misma piedra.

En materia futbolística a nivel local, el recuento de lo sucedido en el 2003 carece, en su gran mayoría,  de acontecimientos dignos de elogio; en contraparte, los hechos que afectan la imagen de nuestro balompié y que dejan al descubierto la desorganización imperante en la Federación Mexicana fueron el pan nuestro de cada día. El desconocimiento de los reglamentos, la violación “autorizada” de los mismos, rompimientos unilaterales de contratos, insultos entre agremiados y la falta de seriedad en los compromisos acordados con los patrocinadores se significaron como una constante. La situación actual entre los hombres de pantalón largo ha ido de mal en peor; las disputas de poder entre los distintos grupos empresariales siguen afectando seriamente el prestigio de un deporte que no merece ser manchado por intereses particulares. 

Los resultados obtenidos en el terreno de juego fueron insatisfactorios; la selección nacional, pese a la obtención de la Copa de Oro, no encontró el funcionamiento apropiado, la polémica en torno a la nominación de determinados jugadores y la ausencia de otros estuvo siempre presente, creando un ambiente tenso en el seno de la escuadra tricolor. Para colmo de males, el timonel nacional se equivocó en diversas declaraciones, especialmente contra la prensa, y lo único que consiguió fue enrarecer aún más el entorno de sus dirigidos, quienes tendrán una prueba de fuego en  el 2004, año en el que la excusa de encontrarse en una etapa de prueba y conocimiento quedará de lado, pues las competencias que se presentarán son de carácter oficial.

El proceso de internacionalización es el elemento más rescatable en éste año; Rafael Márquez llegó a una de las instituciones más importantes en la escala mundial, quedando como cuenta pendiente el hacerse de la titularidad en el 2004; Javier Aguirre se ubicó en los cuernos de la luna al colocar al Osasuna en los primeros sitios de la tabla, obteniendo buenos dividendos cuando su equipo se enfrentó a rivales de alcurnia; Gerardo Torrado, a pesar de no tener acción en los últimos meses, es un futbolista bien visto por la afición del Sevilla y ha logrado despertar interés por sus servicios. En cuanto a Nery Castillo, es preferible esperar a que tome una decisión, ya que tanto él como su padre se muestran empeñados en promocionarse, sin mostrar inclinación a favor de una u otra representación.

Está por comenzarse a escribir un nuevo libro en la historia del futbol nacional; esperamos que los triunfos y las sonrisas se conviertan en un denominador común y que la pelota ruede siempre a nuestro favor.

 

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