
El ejemplo del Pachuca
No se trata de elogios baratos, ni de elevar la imagen de una institución. Pachuca es hoy por hoy un conjunto acostumbrado a dictar parámetros dentro del futbol mexicano, e incluso, a nivel continental. Algunos dirán que están cansados de escuchar palabras de apoyo al proyecto de los Tuzos; que los hidalguenses nunca alcanzarán la importancia de los llamados equipos “grandes” de nuestro balompié. Puede que tengan razón, que América, Pumas, Cruz Azul y Chivas, siempre estarán un peldaño arriba en la preferencia de los aficionados; sin embargo, hay algo que ninguna otra entidad puede presumir: ser un equipo que rebasa los alcances netamente deportivos para alimentar el crecimiento económico, fortalecer la integración social y elevar el nivel académico de la juventud mexicana.
Los inicios del siglo XXI han traído consigo diferentes exigencias para los empresarios que invierten su dinero en el polémico mundo del futbol. El modelo de negocio futbolero no se limita a ganar títulos para presumir una vitrina repleta de trofeos. Ya no es suficiente con ser el más grande sobre el terreno de juego. Claro que eso importa, que es el objetivo fundamental de directivos, jugadores y aficionados, pero no es lo único. Debe completarse un proyecto global, que enlace permanentemente a la sociedad con la referida institución.
Mucho se ha dicho en torno a la “extraña” forma en que Jesús Martínez y su gente se han hecho de recursos para convertir a Pachuca en una verdadera “Tuzo Ciudad”. Es impresionante, la imagen de los Tuzos está por todas partes; cuando compras; cuando estudias; cuando comes… Y sí, es difícil creer que un pequeño equipo, que además tiene que competir directamente con los monstruos de la capital, realice obras tan notables y organice eventos de primer mundo, como los diferentes Congresos de Futbol.
De algo estoy convencido: si algo de irregular hubiera en el manejo de fondos, se trataría del dinero mejor invertido en la historia del futbol mexicano. Nada han podido probar los diferentes políticos que han intentado poner el tema sobre la mesa de discusión, pero sí así fuere, pensaría como el periodista argentino Víctor Brizuela, quien afirmó hace algunos días que resulta fundamental la inversión de personajes adinerados al mundo de la pelota, especialmente cuando el bienestar alcanza a una buena parte de la sociedad.
Pero, ¿a qué viene todo esto? A reconocer que Pachuca está rompiendo esquemas desde hace varios años. Si hace apenas unos días presumían de haber reunido a grandes personalidades en el Cuarto Congreso Internacional de Futbol; hoy, están convertidos en nuestra esperanza de ganar, por fin, un título continental. Casi todos los mexicanos apoyaremos a los Tuzos en su aventura frente al Colo Colo de Chile. Se trata de un logro que todo el medio futbolístico nacional requiere.
Tras el pasaporte a la lucha por la corona de la Sudamericana, los de la Bella Airosa nos dejan otra enseñanza: la apuesta por la continuidad y el apoyo a un técnico que parecía desahuciado, pero que hoy, después de reconocer que pensó en el retiro, sale y orgulloso recibe los merecidos aplausos de su gente, de la afición que también decidió darle confianza en la peor de las tempestades.
Yo me pregunto: ¿cuántos de nosotros no tiene a Pachuca como segundo equipo favorito o cuando menos como uno de los que menos mal nos caen? Opina de esta columna aqui
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