
El México de la desconfianza
No es novedad que el medio futbolístico nacional esté inmerso en una atmósfera de escasa credibilidad cuando se trata de pensar en resultados positivos para nuestra representación; sin embargo, en fechas actuales, esta situación también se ha dado a la inversa, es decir, nos manifestamos escépticos incluso en cuanto a la posibilidad de que el tricolor fracase en su intento por clasificar al Hexagonal Final de la CONCACAF.Ante el escenario de dramatismo que nuestro conjunto afrontará en San Pedro Sula, ha sido común en tertulias con los amigos y compañeros que surjan preguntas respecto a qué sucedería en caso de que el conjunto azteca no clasificara a la Copa Mundial Sudáfrica 2010. De inmediato, fieles a esa cultura de extrema desconfianza, se dejan escuchar las voces que opinan que a estas alturas es imposible pensar en una eliminación de la escuadra verde, ya que grandes empresas a nivel nacional e internacional no permitirían las pérdidas millonarias que ello acarrearía.Complicado resulta pedir que aficionados y medios reciban con mayor apertura los panoramas hipotéticos que el partido frente a los catrachos nos presenta. El futbol y el deporte como reflejo de la sociedad en que vivimos está envuelto en una suerte que de forma automática expresa dudas y cuestionamientos ante los diferentes hechos consumados y posibles. Si se cae el jet en que viajaba el Secretario de Gobernación, la única hipotésis aceptada es que se trata de un atentado; si América pierde con Necaxa, se debe a que las Águilas ya eliminadas se dejaron ganar para ayudar al hermano menor; si México corre el riesgo de fracasar, pensamos que esto no va a ocurrir debido a que lo que no podemos hacer con talento se puede lograr con dinero, como si no estuviera fresco el recuerdo del naufragio experimentado por Hugo Sánchez y su tripulación de cara a los Juegos Olímpicos Beijing 2008.El nivel de "sospechosismo" con que nos manejamos construye un ambiente en el que todo encuentra explicaciones y, a la vez, descalificaciones. En un país como el nuestro, aunado a las peculiares circunstancias del siglo XXI, no es en absoluto recomendable mostrarse crédulo sin oponer una entendible resistencia, pero tampoco resulta sano argumentar "verdades absolutas" por el simple hecho de haber caído en la posición de expresar desconfianza ante todo lo que nos rodea y de olvidar que parte de la maravilla del deporte, en particular del balompié, radica en que todo resultado es possible, no importando la estadística, el poderío económico de tal o cual país o la capacidad individual de cada elemento.La sensación de un servidor es que México va a clasificar con un empate al hexagonal final. Lo hará con base en sus capacidades futbolísticas y no con base en el dinero que sus patrocinadores han invertido. Por otra parte, aunque duela, debemos reconocer que la posibilidad de quedar eliminados existe y que en esta occasion, en caso de que así ocurra, no habrá nada que lo pueda impedir, por más que en el país de la desconfianza sigamos pensando que tanto lo bueno como lo malo tiene un origen oscuro y nebuloso.Opina de esta columna aquí.
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