Columna de Oscar Guzmán
La nueva desilusión Lavolpista
Editorial Mediotiempo
Yo fui de los que creyó en que conseguiría éxito al frente de la Selección de Costa Rica, pero una vez más su extraña conducta lo sacó de la jugada.
Nunca he sido partidario de su estilo (futbolístico ni extrafutbolístico) aunque reconozco su capacidad de trabajo y profesionalismo en la cancha. Lo sigo viendo como un “enfermo” del futbol (en el buen sentido), entregado y apasionado de tiempo completo, aunque con una seria deficiencia comunicativa –que en el deporte que por definición significa asociación, termina por volverlo inoperante-.
Ricardo Lavolpe dejó plantado a Costa Rica. Se bajó del barco y como excusa soltó metralla en contra de la mala organización y la falta de apoyo para trabajar con el talento local. Después de solo pocos meses al frente del equipo tico, una vez más se colgó medallas subjetivas (segundo lugar en la Copa UNCAF y la oportunidad concedida al joven Joel Campbell) como máximos logros. De nueva cuenta minimizó lastimosamente al entorno que apostó por él y de “pilón” hizo alarde de la “otra gente” que lo seguía buscando por su gran calidad (Estudiantes, que al final prefirió a Raúl Arias).
Un estudioso de la táctica, amante de las variantes y quien desde mi particular punto de vista se excede en la rotación de posiciones confundiendo a menudo a los protagonistas sobre el terreno de juego (a veces me parece que Lavolpe y todas sus vertientes, se quieren divertir más que los propios jugadores).
A pesar de todo sigo respetándolo como un tipo que se muere con la suya, aunque en la mayoría de las ocasiones provoque desilusión al terminar cosechando poco y despotricando en contra de todos los demás (desde su óptica, él nunca es el problema).
Yo creo que Ricardo Lavolpe es un bien (o mal) necesario para el futbol mexicano y me parece que seguirá vigente mucho tiempo más en nuestro balompié. Desconozco entonces que lo orilló a asumir la Dirección Técnica de Costa Rica sin conocer antes las herramientas y condiciones de trabajo (probablemente intentó demostrar su valía solo como un beneficio personal).
La buena noticia para los Ticos sería la llegada de Carlos de los Cobos. A diferencia del argentino, el técnico mexicano acostumbra primero hacer un buen grupo humano y su trato personal apetece mucho más al estilo y personalidad típicas en México, Costa Rica o El Salvador. De los Cobos ya sabe a lo que le entra porque conoce perfectamente el medio centroamericano (en donde es muy respetado). Es un hombre con valores, que no maneja dobles discursos y respeta ante todo sus compromisos: Antes de que contrataran a Lavolpe, la Federación Costarricense lo buscó a él pero se negó dándole prioridad a su contrato vigente con el Chicago Fire.
Buena suerte a los Ticos y parece que el destino les podría haber guardado al hombre ideal para llevar las riendas de su futbol.