Futbol
Gerardo Galindo
Columna de Gerardo Galindo Gerardo Galindo

2004 y el día en que el Distrito Federal rugió

Ciudad de México

En mi carrera tuve la oportunidad de jugar muchos partidos, algunos más relevantes que otros, pero jugar una Final es definitivamente otro mundo. La alegría, magia, garra, mística y los colores hacen de ese día uno muy especial. Es un partido con el que sueñas desde niño y que llega después de años, meses, días y horas de trabajo y esfuerzo. Y cuando finalmente estás ahí, aún te preguntas si es real.

Hoy recordamos la gran final entre Pumas vs Chivas del 2004, esa que se recuerda como uno de los partidos más emocionantes de los últimos 20 años. Hasta la fecha, cuando me reúno con ex compañeros todavía tenemos fresco en la memoria cada momento de ese inolvidable día en el Estadio Olímpico Universitario.

Esa mañana en el hotel la concentración parece interminable. Mi compañero de habitación, Sergio Bernal, nervioso como siempre, iniciaba el día sin decir palabra (seguro lo imaginan). Se levantó y de inmediato empezó a meter sus cosas a la maleta, pasó al baño y en menos de 10 minutos estaba listo. Parado en la puerta de la habitación me apuraba para bajar a la charla técnica. Nos encontramos a algunos compañeros en el elevador y entre risas nerviosas hacíamos comentarios ajenos al fútbol. Todo estaba listo para recibir las indicaciones del Míster Hugo Sánchez pero antes muchos demostraban la ansiedad bailando, cantando y bromeando.

Con todas las indicaciones claras y después de ver un video donde más de 10 lloramos de emoción al ver a nuestros familiares dedicándonos palabras de amor y motivación, tomamos el autobús al estadio.

Al interior escuchamos algunas canciones que preparó DJ Ailton, ¿quién más? Se podía percibir un ambiente de nerviosismo pero también de seguridad y de confianza que te da el tener a tu lado a un equipo repleto de jugadores comprometidos, entregados y ansiosos por trascender.

Para muchos de nosotros era una experiencia nueva, una sensación distinta, un día diferente donde las emociones saltaban a la vista. El recorrido fue distinto, mucha gente nos seguía detrás del autobús, aficionados en la calle ondeando banderas y muchos más recibiendo al equipo con “Goyas”.

Llegamos al estadio, la bajada por el túnel 18 casi presagiaba lo que iba a ocurrir al final del juego, un largo camino que recorrer, un partido difícil y agónico donde al final apareció la luz y el triunfo que iba a ser nuestro.

El vestidor y nuestros lugares estaban decorados con frases motivacionales y muchos detalles de nuestras familias, nada mejor para motivarnos que pensar en ellos y en lo orgullosos que estarían de nosotros tras un logro tan importante. Llegar a la utilería y tomar tu ropa, playera, short, calcetas, vendas, espinilleras y zapatos de fútbol y el colocarte cada una de éstas, es un ritual que para mi siempre fue tan importante como el estar dentro de la cancha.

De ahí al calentamiento, el momento donde todos tus sentidos se enfocan única y exclusivamente en preparar tu cuerpo para el esfuerzo y tu mente visualizando lo que vas a hacer muy bien en el campo.

Mucha adrenalina se respira en esos momentos previos, muchas emociones surgen que tampoco sabes identificar si es alegría, felicidad, miedo o ansiedad. Varias veces me pasó y nunca logré descifrar que fue, solo me dediqué a disfrutar el momento y que las emociones salieran al correr y patear el balón.

El partido fue muy parejo de inicio a fin. Debo reconocer que el rival fue de mucho respeto y sus jugadores grandes guerreros que lucharon hasta el final pero lo que la Diosa Fortuna tenía preparado para nosotros fue algo que jamás habíamos imaginado.

Un partido empatado, salvadas de último minuto en ambas porterías, tiempos extras de alarido y una tanda de penaltis donde cada cobrador y disparo fueron tan emocionantes que hicieron vibrar y ponerse de pie a todos los que estábamos ese día en CU. Jaime Lozano, Del Olmo, Beltrán, Kikín y Ailton fueron los encargados de sellar un gran partido de futbol y hacer que esos Pumas levantáramos un campeonato de nueva cuenta tras trece años de sequía.

Pocos lo ven pero para llegar ahí, cuerpo técnico realiza un gran trabajo en cancha y sobretodo fuera de ella. El aspecto emocional es fundamental, necesitas de una gran estabilidad para manejar los momentos de presión y cansancio y con ello tomar las mejores decisiones.

Es también un día de emociones para los directivos que han acompañado con su respaldo las instrucciones del DT y han seguido de cerca el trabajo de los jugadores. Y qué decir de la afición, que desde sus casas y en el estadio juega un papel muy importante y es clave para presionar al rival y alentar al equipo cuando más lo necesita.

Y después, ¡TODOS AL ÁNGEL! El festejo fue increíble, arriba de un turibús guiamos a cientos de personas por Insurgentes y Reforma, donde más de veinte mil personas nos esperaban y coreaban “Goyas” y el “Puma Campeón”. Una tarde inolvidable, increíble y que jamás olvidaremos los verdaderos Pumas.

Y sí, hay imágenes nunca vistas. Disfrútenlas…


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