El Rector de la UNAM tiene seguramente, y con certeza, muchos otros temas y de mayor importancia que atender, antes que ocuparse del mediocre y desilusionante momento que vive el Club Universidad Nacional. Es más, no dudaría que hasta carece de ánimo para buscarle una solución. ¿Quién querría, con una tesis que resolver?
Por cierto, no agrada, pero es parte de la historia de esta administración el penoso caso del brasileño Dani Alves, por cierto, todavía por ser sentenciado o absuelto en el juicio que se le lleva en Barcelona, cosa que desde luego no tendría que importarle al club, como efectivamente no le interesa.
Como es costumbre, cerrado un episodio, se sueltan las lenguas: del breve periodo de Puente Jr. se habla de todo. De lo peorcito: que el plantel simplemente ya no respetaba su autoridad y que antes que él marcar la agenda de trabajo, los jugadores acabaron por qué hacer en el día a día. Hora de entrenar, duración y hasta qué. ¡De plano!
No creo que sea tanto así. Me suena hasta normal cierto deseo de desprestigio, porque sí le fue mal con los Pumas. Y dolidos por eso, hay muchos. Les decía: hay relatos peores. Pero es pasado. De lo importante: asumir que sin importar que el nuevo técnico llegue hoy o mañana, los Pumas no aspiran a nada; no son los puntos, es su funcionamiento.
El mayor problema de estos Pumas es que lucen lejos de su probable mejor condición física, de su probable mejor desempeño individual y de su probable mejor desempeño colectivo. El torneo ya camina hacia el cierre del torneo y el nivel de los Pumas no alcanzó hasta ahora y no lo hará en los cinco juegos que restan a la Fase Regular.
Sin embargo, acabar bien el Torneo Clausura 2023 ahora mismo es la menor de las preocupaciones; lo que sí preocupa es que para el próximo la planeación no luce mejor, probablemente sin el que ha sido su mejor jugador de los años recientes, el delantero argentino Juan Ignacio Dinenno. ¿Qué harás, Turco, qué harás?