Un Comisionado que sí lo sea

En los próximos días el futbol mexicano sufrirá un cambio que se antoja colosal en su estructura; la intención es edificar una nueva dinámica que permita mejorar la eficiencia de cada nivel y que se cumplan los objetivos: comerciales y deportivos.

A la ya existentes presidencia de la Federación Mexicana de Futbol y el de la Liga MX se suma el cargo de Comisionado en la cima del organigrama; a la par de Mikel Arriola y la cabeza de la FMF, que está por tener nombre, quedará también Rodrigo Ares de Parga, director de Selecciones Nacionales.

La dispersión y delimitación de funciones (y responsabilidades) tiene lógica, en un futbol cada vez más especializado, cuyas exigencias que no pueden ser afrontadas con eficiencia por una sola persona; en ese sentido, nada resulta más lógico que este paso, tan obligado como arriesgado.

De la efectividad del organigrama dependerá no solo que Juan Carlos Rodríguez asuma y ejerza las funciones que un Comisionado al estilo de la NFL o de la MLS (que se toman como ejemplo), sino sobre todo de cómo se articulen sus funciones de los operativos a su cargo.

En el primer supuesto, los poderes y tareas que deba adquirir "La Bomba" Rodríguez deberán ser plenos, dependientes de las opiniones de los dueños, pero ajenos a los intereses de grupo; deberá llegar a consensos, velando por el bien de la industria, pase por encima de quien pase. O el experimento fracasará.

Aunque un cargo necesario, la encomienda no suena fácil, pero sí sumamente interesante; de resultar se tendrá por primera vez una figura lo suficientemente fuerte y con respaldo para impulsar los cambios que, con una sola visión global y no aldeana, apunten al crecimiento interno y la proyección internacional.

Un Comisionado así, sí; un Comisionado débil, no. Un Comisionado con un plan claro y de largo plazo, sí; uno que solo mire a Estados Unidos como el mercado fácil para hacer caja con la Selección, no. Un Comisionado que promueva se decante por una Liga MX fuerte adentro y de risa afuera, menos. ¿O no?